VERONICA CASTRO EN EL DERECHO DE NACER



VERONICA CASTRO EN EL DERECHO DE NACER

Una joven acude a ver al doctor Alberto Limonta, para que le practique un aborto, ya que no quiere tener a su hijo, pero el doctor, para impedir esto empieza a contar su historia, la cual recae en la familia Del Junco, una de las familias más acaudaladas de la ciudad de Veracruz. Está integrada por Don Rafael, el estricto patriarca, su esposa Clemencia, una mujer abnegada, y sus hijas, María Elena y Matilde, quienes están al cuidado de María Dolores, su nana, que es una mujer de color. María Elena sostiene un romance con Alfredo Martínez, y resulta embarazada, razón por la cual la abandona. Al enterarse su padre sobre el embarazo reacciona con furia y poco tiempo después y para que a María Elena no la vean encinta, la aparta a una propiedad que tiene lejos de la ciudad, junto con su nana. Después nace su hijo, pero Rafael le da órdenes a Bruno, el capataz, de que mate al recién nacido. Una noche Bruno se lleva lejos al bebé de María Elena para obedecer el mandato de Don Rafael, pero de repente llega María Dolores para impedir ese acto tan ruín. Tanto Bruno como María Dolores tienen que tomar una decisión drástica, pues para que Don Rafael no sepa que el bebé sigue vivo, María Dolores huye con el niño y Bruno mata a un animal y presenta el machete ensangrentado para hacer creer a Rafael que cumplió con el cometido y de paso le avisa a María Elena sobre el malvado plan de su padre, así como el que María Dolores se llevó a su hijo para salvarlo. María Elena reacciona muy mal y culpa a su padre de que su hijo no esté a su lado. Pasa un tiempo y el matrimonio Del Junco celebra su aniversario de bodas. En la fiesta, María Elena le confiesa a su etermo enamorado e incondicional amigo, Jorge Luis Armenteros, que tuvo un hijo con un hombre que la engañó, ocultándole que era casado y que luego, al saber de su embarazo, la abandonó a su suerte. También le cuenta acerca de la actitud despótica de su padre, queriendo obligarla a abortar primero, y luego separándola de su hijo. Lejos de juzgarla o repudiarla, Jorge Luis promete a María Elena ayudarla a buscar al niño, por lo cual deciden fingir un compromiso entre ellos, para así Jorge Luis tenga carta blanca de frecuentar permanentemente a María Elena, sin despertar sospechas. Al cabo de un tiempo de no lograr dar con el paradero del niño, María Elena decide decide entrar de religiosa a un convento, ya que no tolera estar en su casa, conviviendo con su padre y pensando día y noche en su hijo perdido. Mientras tanto Alberto vive feliz al lado de María Dolores, a quien llama "Mamá Dolores" quien le dio su apellido, Limonta, y jamás le ocultó la verdad acerca de su origen, aunque sin darle a conocer el nombre de su madre biológica. María Dolores ha trabajado de sol a sol para criar a "Albertico", como ella lo llama, y ha conseguido hacer de él un hombre de provecho, al punto que Alberto se convierte en un importante médico. Una noche llegan varios heridos de gravedad por consecuencia de un accidente y Alberto decide donarle sangre a uno de ellos, pero se trataba de ¡Don Rafael!, su propio abuelo, aquel al que quería su muerte para evitar una vergüenza en la familia por parte de María Elena y que se salvaría gracias a esa donación de sangre

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